Hace mucho tiempo un explorador encontró algo, no sabía a
qué civilización o época de la historia o si pertenecía a este mundo. Tampoco
para que servía o cual era su fin, solo que eso que encontró lo quería para sí
mismo, que el resto del mundo no se debía enterar lo que encontró.
En las noches se quedaba hasta la madrugada contemplando su
belleza, visitaba la biblioteca buscando información para poder descifrar su
misterio. Hasta aquel día que desapareció de su hogar, busco en toda la
propiedad, no sabía dónde más buscar, si no lo había sacado de su casa, no
tenía a quien culpar si nadie sabía de su existencia, pensó que quizás era magia y había vuelto al
lugar donde lo encontró, pero nada, en su desespero por volver a ver y tener
eso en sus manos, comenzó a recorrer todo el mundo hasta el punto de gastar
toda su fortuna, llegar hasta el punto de su locura, cuando en una ciudad a lo
lejos vio algo tan brillante como si fuera el brillo de aquel descubrimiento,
se impulsó y corrió hacia ese lugar, y al llegar solo había una persona, una
persona que reflejaba todo lo que él había encontrado en ese objeto, una
sonrisa la cual iluminaba y resplandecía todo el día, una belleza la cual
contemplar no solo en las noches sino todo el día, y lo mejor y más interesante
que era misteriosa, rara e indescriptible, aun seguía con las ganas de poder
entender que era eso, pero si lo hacía quizás perdiera ese encanto que tiene.
Aún no sabe qué era eso, tampoco la función, menos que si
esa persona es la representación viva de lo que encontró, pero ha sido lo más
maravilloso y loco que ha encontrado en toda su vida, cuenta él que ha hablado
con gran cantidad de artistas, deportistas, científicos y les dice que las
cosas que ellos encuentran apasionantes, maravillosas, excitantes, los logros
que consiguen al mérito, todo eso y más, él lo encontró en una persona, la cual
no piensa perder, la cual piensa proteger así sea dando su propia vida y lo
mejor que logra sacarle muchas sonrisas sinceras a pesar de tener un rostro
serio.
